El origen del árbol de navidad

El árbol de navidad es un elemento casi imprescindible en estas fiestas de fin de año en diferentes continentes, culturas e incluso religiones. Millones de hogares instalan durante el mes de diciembre árboles navideños, sean éstos naturales o artificiales.

En los países bálticos es casi inconcebible una navidad sin una simpática pícea natural, que es la especie de árbol de navidad original. En las ciudades se lo puede comprar a diferentes precios (no menos de €30), aunque es una práctica común ir al bosque a conseguir uno mismo el suyo.

A pesar de que hay una suerte de disputa en el norte de Europa sobre el origen del árbol de Navidad se acepta que es una tradición germana del siglo XVI, e incluso se la asocia a Martín Lutero y la iglesia protestante.

Sin embargo, hay crónicas que señalan el año de 1510 cuando fue decorado el primer árbol de navidad en la ciudad de Riga, en este lugar:

Esta celebración es asumida como cristiana, aunque en realidad tiene un origen pagano en la región báltica. Las culturas paganas, hasta ahora arraigadas en los países bálticos, celebran con mucha devoción los solsticios de verano e invierno.

Anterior al cristianismo, consolidado no antes del siglo XV en la región báltica, el solsticio de invierno (a fines de diciembre) era la celebración donde se decoraba una pícea grande, y luego se cantaba y bailaba alrededor del árbol. Riga celebró en 2010 los 500 años del árbol de Navidad.

Una otra evidencia es la frase que hoy en día se usa en letón para decir feliz navidad: priecīgus Ziemassvētkus (se pronuncia pretsiiegus sdiemasvetcus) que traducido significa «feliz fiesta de invierno».