A Estocolmo en ferry

Zarpar es de esos verbos que ya no se usan para referirse a partir de viaje, pero hace unos dias estuve a bordo del MS Tallink Slija Festival rumbo a Estocolmo, la capital sueca.

 Zarpamos de Riga a las 5.30 de la tarde navegando algo mas de 17 horas de la costa este a la oeste en el mar Báltico.

Es pleno invierno, al salir del Golfo de Riga hacia alta mar las olas calmas fueron quebrando ligeros témpanos de hielo. Durante la noche, sin embargo, ya en pleno mar Báltico, atravesamos témpanos mas grandes.

témpano de hielo en el mar Báltico

 Este Slija Festival, conviene explicarse, es una nave capaz de transportar dos mil pasajeros y  hasta 360 vehículos. De los 9 niveles de la nave, tres están destinados a los camiones y automóviles de todo tamaño, el cuarto, quinto y sexto nivel son camarotes para todos los pasajeros, y en los restantes tres niveles están distribuidos los servicios a bordo: Tiendas con una enorme variedad de productos innecesarios, restaurantes, cafés, un pub

blogueando desde el MS Slija Festival en las costas del Baltico

(desde donde comencé a escribir este post), un casino, incluso un tabaco bar (ese lugar de vidrio esmerelado por el humo donde los adictos al tabaco deben sentirse como dentro de una pecera) la discoteque de dos niveles, y además, claro, de las terrazas a babor, estribor, en la proa y la popa, un sauna en el primer nivel (al cual ni me asomé).

 La tripulacion anuncia todo en sueco, letón e inglés aunque yo escucho a los pasajeros hablar sueco, ruso, inglés, y lituano, todo en ese orden.

 El Slija Festival es un ferry-hotel-crucero-entretenimiento de considerable tamaño, es probable que febrero influya, pero no hay demasiados pasajeros a bordo. A las 10 de la noche los ambientes estaban semi vacíos, aparte del casino y el salón de espectaculos. Eso sí, el entretenimiento a bordo parece tener éxito en algunos que ya se tambalean y no es por efecto de las olas (que casi ni se sienten).

El trayecto está planeado para el entretenimiento a bordo, demás está decirlo. Por el contrario, es posible disfrutar del trayecto alejado del ambiente pop-consumo, anque resulta un poco difícil.